sábado, 30 de marzo de 2019

Rel1 B2.1 Historia de Israel I: Dios elige a Abraham, Isaac y Jacob

1.- Introducción. La revelación progresiva de Dios.
Esquema: 
La revelación progresiva de Dios en la Historia: La Historia de la Salvación. 


2.- Los Patriarcas de Israel.
2.1.- Abraham e Isaac.

Vídeos: Abraham (versión con personajes reales)






Vídeos: Abraham (versión animación)






Copiar el Esquema: 
El sacrificio de Isaac.


2.2.- Jacob y José de Egipto.

Película: "José, rey de los sueños". Reproducir desde el principio.

domingo, 24 de marzo de 2019

El don de la vida

Vídeos. 


Vídeo "Babies"


Vídeo: "Di sí a la vida"



Vídeo: "La locura de ser padres"

Vídeo: "Playa y montaña"


Vídeo: "El club de los ojos verdes".

Vídeo: "Ward Miles cumplió un año"



Oh María, aurora del mundo nuevo, 
Madre de los vivientes, 
a Ti confiamos la causa de la vida: 
mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, 
de pobres a quienes se hace difícil vivir, 
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, 
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo 
sepan anunciar con firmeza y amor 
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, 
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia 
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, 
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, 
la civilización de la verdad y del amor, 
para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.
Amén.

Vídeo-Clip: "Mi pequeño tesoro" de Presuntos implicados


Vídeo-Clip: "Esa soy yo" de El Sueño de Morfeo












3.- El final de la vida.
La vida es siempre un don... desde el comienzo, hasta su fin natural entre nosotros, pero perpetuándose en la eternidad.

    


Placer de la vida #10 - Ver caminar a una pareja de abuelitos cogidos de la mano.

Abuelos.. - desde muy chicos, enseñandonos a ser felices, con muy pocos detalles.

UN APLAUSO - a todos los abuelos: no tienen tuenti y recuerdan tu cumpleaños.

"Los abuelos, tan importantes en las familias. Ellos pueden ser —y son tantas veces— los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte". 
Benedicto XVI, JMF en Valencia, 2006.


4.- Los comités éticos.
Los comités de ética están constituidos por grupos de personas, con diversas competencias y experiencias, que tienen la función de vigilar para que las ciencias y las técnicas biomédicas sigan estando al servicio del bien de la persona. Desarrollan su función de promover los intereses tanto de aquellos que dispensan sus cuidados como de quienes los reciben. Tienen además un papel importante de mediación entre la decisión médica particular (que se determina en el diálogo entre el médico y el paciente) y la legislación estatal (que es tarea del poder legislativo en los países democráticos). 
A estos comités de ética se les pueden atribuir tres funciones: 
  • Decidir frente a situaciones que no están reguladas por ninguna ley y que no podrían resolver exclusivamente los médicos
  • Informar y de formar a los médicos, al personal sanitario, a los pacientes y a las familias de los enfermos
  • Constituir un órgano de consulta para las autoridades médicas, administrativas y morales de los hospitales. 
Los problemas éticos que van surgiendo tanto en la investigación como en la experimentación o en el ejercicio de la medicina deben encuadrarse dentro de los principios generales y de las normas que integran nuestro ordenamiento jurídico. 
En algunos países se constituye un Comité Nacional para la Bioética, cuyas funciones consisten en la elaboración de indicaciones que hay que hacer al legislador para que pueda proveer a la reglamentación de materias no disciplinadas, en el ofrecimiento de normas en cuestión sanitaria y finalmente en la coordinación y dirección de los comités éticos regionales y hospitalarios para evitar disonancias de comportamiento.


5.- Los vientres de alquiler.
Nos debería de doler el corazón al pensar en tantas mujeres jóvenes en situación de pobreza o precariedad que se ven arrastradas a situaciones que atentan contra su inalienable dignidad; Dios y la Iglesia las aman y quieren lo mejor para ellas. Debemos levantar la voz para defenderlas y poner los medios para socorrerlas.

Dicho esto, es necesario afirmar que la así llamada maternidad subrogada o sustitutiva, «es contraria, en efecto, a la unidad del matrimonio y a la dignidad de la procreación de la persona humana.

La maternidad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable; ofende la dignidad y el derecho del hijo a ser concebido, gestado, traído al mundo y educado por los propios padres; instaura, en detrimento de la familia, una división entre los elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen». Además, esta práctica cosifica a las mujeres a las que se “alquila su vientre”, tratándolas de un modo utilitario que atenta contra su dignidad.

También se puede dar la maternidad sustitutiva por una errónea concepción de la “compasión” (llevada a cabo por hermanas, madres u otras familiares o amigas) y sin compensación económica, pero en todo caso «es contraria, en efecto, a la unidad del matrimonio y a la dignidad de la procreación de la persona humana».


Anexo.- Controversias.









domingo, 17 de febrero de 2019

Rel4 B1.1 Las religiones: el Judaísmo

4ª sesión de la mañana
Rel4 B1.1 Las religiones.
Película: "Vete y vive". Reproducir desde el minuto 44 (si tarda mucho en ponerse en marcha tal vez haya que recargar la página).

domingo, 3 de febrero de 2019

Rel1 B2.2 Historia de Israel II: Dios elige a un pueblo

2.3.- Moisés.
Por el siglo XIV antes de Cristo, de entre todos los hebreos Dios escogió a Moisés, de la tribu de Leví.

Dios permitirá que los acontecimientos saquen a Moisés de la corte del Faraón en la que se crió y haciéndose presente en una zarza ardiente le comunicó que debería liberar al pueblo de la esclavitud de Egipto. Así, guiado por Moisés el pueblo celebró la primera Pascua, fue liberado, y caminaron por el desierto durante 40 años hasta llegar a la Tierra Prometida.

En el monte Sinaí, Dios le entregó a Moisés los 10 Mandamientos, con los que se sellaba la Alianza de Dios con los israelitas: "Vosotros seréis mi Pueblo y Yo seré vuestro Dios".



Al llegar a la Tierra Prometida, los israelitas la encontraron ocupada. Dios eligió a Josué como sucesor de Moisés, y lo puso al frente del pueblo. Después de muchos años de luchas se logró la conquista.

Cuando los hebreos se asentaron en la Tierra Prometida, distribuyeron el territorio en 12 partes, una para cada tribu (aunque la de Leví no recibió tierra por estar al servicio del culto a Dios, así que la de José quedó dividida en dos nuevas tribus que tendrían su propia porción de la Tierra Prometida: la de Efraim, y la de Manasés). En cada tribu eligieron Jueces para gobernarlos y administrar justicia.




3.- La época de los Reyes y Profetas.
Con el tiempo, los hebreos quisieron tener un rey que los gobernara a todos y Dios les eligió a Saúl. Durante todo este período, los profetas fueron los encargados de transmitir los mensajes divinos.

Los reyes hebreos son signo de que Dios es un rey justo y fiel a sus promesas. Sin embargo, con el tiempo, los intereses de los reyes irán pervirtiéndose al buscar toda su felicidad en la riqueza y el poder, instaurando un período de injusticias hacia el pueblo, especialmente hacia los pobres. Los profetas advertirán de este hecho y por eso serán perseguidos y odiados por los soberanos y también por su pueblo que los veía como portadores de catástrofes y desgracias sobre ellos.


Saúl fue el primer rey de los hebreos; fue sucedido por David, el gran rey de Israel que logró unificar toda la nación. David fue sucedido por su hijo, Salomón, que fue el rey que construyó el gran templo de Jerusalén. 

Pero a la muerte de Salomón, Israel se dividió en dos: el reino del norte (Israel), y el reino del sur (Judá). Como consecuencia de esta división, los reinos quedaron empobrecidos y a merced de los grandes imperios vecinos.

Entonces aparecieron los grandes profetas que invitaban a la conversión. El reino de Israel (al norte) terminó siendo destruido y arrasado por los asirios, y todos los israelitas fueron deportados a Nínive. Luego, el Reino de Judá (al sur) fue invadido y destruido por el imperio de Babilonia, y allí deportados todos los judíos.


Después de muchos años de destierro los judíos de Babilonia pudieron volver a su tierra, pero ya no como una nación independiente, sino como una provincia del imperio persa. 



4.- La confianza en las promesas de Dios: la espera del Mesías.
Las invasiones sufridas y el permanente sometimiento a otras potencias hace al pueblo hebreo infeliz. Su fe comienza a alimentar la esperanza de que un día llegará el Mesías como salvador definitivo.

Con mucha dedicación y esfuerzo, conducidos por Nehemías y Esdras, los judíos trabajaron en la reconstrucción de la ciudad y del Templo, y los sacerdotes pudieron volver a leer los “Libros de la Ley”.

En el siglo IV antes de Cristo, Alejandro Magno derrotó al imperio persa y todos sus territorios pasaron a estar en poder de los griegos, incluidos los que habitaban los hebreos. Los judíos soportaron la nueva dominación, pero se opusieron con fuerza a las costumbres religiosas que los griegos querían imponerles y aparecieron figuras fuertes como Judas Macabeo.

Tiempo después los romanos arrebataron a los griegos sus dominios y construyeron un imperio que se extendió prácticamente a lo largo de todo el mundo occidental conocido hasta entonces. El general Pompeyo fue quien conquistó Jerusalén y destruyó el Templo como forma de someter y dominar al pueblo judío (el Templo luego sería nuevamente reconstruido).


En este contexto, en el tiempo previsto por Dios desde el comienzo de la Creación, Jesús nace como cumplimiento de todas las promesas. Dios mismo entra en la historia haciéndose hombre en la persona de Jesús de Nazaret. Sin embargo, será rechazado por la mayor parte de su pueblo porque no resulta ser como el Mesías que ellos esperaban. Tampoco a los soberanos les gustaban sus mensajes. 

Con la muerte de Jesús en la cruz se produce el distanciamiento más grande posible entre Dios y su pueblo. Pero su resurrección salva definitivamente al hombre.

Bajo el imperio romano se produjo el gran acontecimiento de la Historia de la Salvación: el Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador. Dios envió a su Hijo, y con Jesús ingresó la salvación en el mundo.

Fuentes:

domingo, 16 de diciembre de 2018

Rel3 B2.1 Revelación: El pecado





Rel3 E3 Adviento y Navidad




En el siglo IV, tras el reconocimiento del cristianismo como religión aceptada en el Imperio Romano, se fija la fecha para la fiesta de Navidad el 25 de diciembre. Posiblemente la fecha se escogió para cristianizar la fiesta pagana del Sol Invictus celebrada en ese mismo día. Sin embargo, investigaciones realizadas a partir del Evangelio de Lucas demuestran con gran probabilidad que Jesús realmente pudo haber nacido el 25 de diciembre.

¿Es eso cierto? ¿Jesús nació verdaderamente el 25 de diciembre? El profesor Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, está convencido de que así es. El docente partió del pasaje del Evangelio de San Lucas (1, 5-13) en el que se cuenta que en la época en la que Herodes era rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, marido de Isabel. Lucas dice que “mientras Zacarías oficiaba ante el Señor, en el turno de su clase, según la usanza del servicio sacerdotal, le tocó a suertes entrar en el templo para hacer la ofrenda del incienso” y en ese momento se le apareció un ángel que le predijo el nacimiento de un hijo, que habría de llamar Juan (el Bautista). Se sabe que, en el antiguo Israel, los que pertenecían a la casta sacerdotal se dividían en 24 clases, que se organizaban en un orden inmutable y que debían prestar servicio litúrgico en el templo durante una semana, de sábado a sábado, dos veces al año. La clase de Zacarías, la de Abías, era la octava en el orden oficial. Con la ayuda del calendario de la comunidad esenia de Qumrân, el profesor Talmon reconstruyó los turnos, el segundo de los cuales caía en septiembre. Las antiguas Iglesias de Oriente celebran, de hecho, la concepción de Juan entre el 23 y el 25 de septiembre. El evangelista Lucas dice, además, que la anunciación del ángel Gabriel a María sucedió seis meses después de la concepción de Juan (Lc, 1, 26). Las liturgias orientales y occidentales concuerdan en la identificación de esta fecha con el 31 del mes de Adar, que corresponde a nuestro 25 de marzo, fecha en la que la Iglesia celebra el anuncio del ángel y la concepción de Jesús. La fecha del nacimiento, por tanto, debería ser colocada 9 meses después, es decir el 25 de diciembre. 

Los estudios del profesor Talmon, sin embargo, no han callado las voces que apoyan la falta de fundamento de esta fecha, considerada contraria al relato evangélico de Lucas, ya que este habla de pastores que pasan la noche al raso, evocando un contexto que parecería más primaveral que invernal. Con respecto a esto, se evocan las normas de pureza típicas del judaísmo, recordando antiguos tratados en los que los rebaños se diferenciaban en tres tipos: los compuestos sólo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; las compuestas por ovejas de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las ciudades ni en los rediles, debiendo permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo del año. El Evangelio, recuerda, además, que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche larga y fría, apropiado al contexto invernal.

Es la noche la que acoge la Misa más tradicional de Navidad, la de medianoche, que recuerda cómo el Papa de Roma solía celebrar tres Eucaristías en esa festividad, la primera de las cuales comenzaba alrededor de la medianoche y se celebraba en la Basílica de Santa María la Mayor, donde según la tradición, se encuentran las reliquias del pesebre en el que fue depositado el Niño Jesús. El Pontífice celebraba, además, la misa para la comunidad griega de Roma en la iglesia de Santa Anastasia, quizás en recuerdo de la anástasis, la resurrección; era la celebración que hoy en el Misal figura como la Misa de la Aurora. La tercera misa era, finalmente, la que nosotros llamamos “diurna” que el Papa celebraba en San Pedro, que se encontraba fuera de las murallas romanas, para quien vivía a las afueras, esencialmente la población rural.


Fuentes y enlaces relacionados:

Rel4 E3 Adviento y Navidad



En el siglo IV, tras el reconocimiento del cristianismo como religión aceptada en el Imperio Romano, se fija la fecha para la fiesta de Navidad el 25 de diciembre. Posiblemente la fecha se escogió para cristianizar la fiesta pagana del Sol Invictus celebrada en ese mismo día. Sin embargo, investigaciones realizadas a partir del Evangelio de Lucas demuestran con gran probabilidad que Jesús realmente pudo haber nacido el 25 de diciembre.

¿Es eso cierto? ¿Jesús nació verdaderamente el 25 de diciembre? El profesor Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, está convencido de que así es. El docente partió del pasaje del Evangelio de San Lucas (1, 5-13) en el que se cuenta que en la época en la que Herodes era rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, marido de Isabel. Lucas dice que “mientras Zacarías oficiaba ante el Señor, en el turno de su clase, según la usanza del servicio sacerdotal, le tocó a suertes entrar en el templo para hacer la ofrenda del incienso” y en ese momento se le apareció un ángel que le predijo el nacimiento de un hijo, que habría de llamar Juan (el Bautista). Se sabe que, en el antiguo Israel, los que pertenecían a la casta sacerdotal se dividían en 24 clases, que se organizaban en un orden inmutable y que debían prestar servicio litúrgico en el templo durante una semana, de sábado a sábado, dos veces al año. La clase de Zacarías, la de Abías, era la octava en el orden oficial. Con la ayuda del calendario de la comunidad esenia de Qumrân, el profesor Talmon reconstruyó los turnos, el segundo de los cuales caía en septiembre. Las antiguas Iglesias de Oriente celebran, de hecho, la concepción de Juan entre el 23 y el 25 de septiembre. El evangelista Lucas dice, además, que la anunciación del ángel Gabriel a María sucedió seis meses después de la concepción de Juan (Lc, 1, 26). Las liturgias orientales y occidentales concuerdan en la identificación de esta fecha con el 31 del mes de Adar, que corresponde a nuestro 25 de marzo, fecha en la que la Iglesia celebra el anuncio del ángel y la concepción de Jesús. La fecha del nacimiento, por tanto, debería ser colocada 9 meses después, es decir el 25 de diciembre. 

Los estudios del profesor Talmon, sin embargo, no han callado las voces que apoyan la falta de fundamento de esta fecha, considerada contraria al relato evangélico de Lucas, ya que este habla de pastores que pasan la noche al raso, evocando un contexto que parecería más primaveral que invernal. Con respecto a esto, se evocan las normas de pureza típicas del judaísmo, recordando antiguos tratados en los que los rebaños se diferenciaban en tres tipos: los compuestos sólo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; las compuestas por ovejas de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las ciudades ni en los rediles, debiendo permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo del año. El Evangelio, recuerda, además, que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche larga y fría, apropiado al contexto invernal.

Es la noche la que acoge la Misa más tradicional de Navidad, la de medianoche, que recuerda cómo el Papa de Roma solía celebrar tres Eucaristías en esa festividad, la primera de las cuales comenzaba alrededor de la medianoche y se celebraba en la Basílica de Santa María la Mayor, donde según la tradición, se encuentran las reliquias del pesebre en el que fue depositado el Niño Jesús. El Pontífice celebraba, además, la misa para la comunidad griega de Roma en la iglesia de Santa Anastasia, quizás en recuerdo de la anástasis, la resurrección; era la celebración que hoy en el Misal figura como la Misa de la Aurora. La tercera misa era, finalmente, la que nosotros llamamos “diurna” que el Papa celebraba en San Pedro, que se encontraba fuera de las murallas romanas, para quien vivía a las afueras, esencialmente la población rural.


Fuentes y enlaces relaccionados:

Rel4 B3.2 La misión de Jesús, misión de la Iglesia