La asignatura

Currículo LOMCE de Religión y Moral Católica

EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA

Introducción

La presencia de la enseñanza religiosa en la escuela responde, en primer lugar, a la importancia que esta asignatura tiene dentro de la educación para que el alumno pueda conseguir un desarrollo pleno e integral de su personalidad. La necesidad de sentido del ser humano es una evidencia a la que la escuela necesariamente debe dar respuesta. La educación de la dimensión religiosa es parte fundamental para la maduración de la persona. No podría existir una formación integral y, por tanto, una educación de calidad, si no se permitiese el desarrollo de todas las dimensiones inherentes al ser humano, entre las cuales se encuentra la religiosa. Esta capacidad básica de la persona adquiere su auténtico cumplimiento cuando se descubre el sentido de la vida. La enseñanza de la religión católica en los centros escolares ayudará a los estudiantes a ensanchar los espacios de la racionalidad y adoptar una actitud de apertura al sentido religioso de la vida, sea cual sea su manifestación concreta.

La formación religiosa y moral católica cuenta con una larga tradición en el sistema educativo español y, responde a razones profundas de la institución escolar y a derechos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que reconoce la libertad religiosa de personas y pueblos, y por la Constitución Española que, no sólo reconoce la libertad religiosa sino que también garantiza «el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones» en el artículo 27.3. Esta formación está garantizada por el Acuerdo suscrito entre el Estado español y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales, firmado el 3 de enero de 1979, en el cual se establecen los principios que hacen posible las garantías constitucionales.

La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE), 8/2013 de 9 de diciembre, confiere a la enseñanza de las religiones el tratamiento académico, en Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato, que les corresponde por su importancia para el logro de la educación integral del alumno, conforme a lo previsto en la Constitución Española (art. 27.2 y 3) y en los acuerdos suscritos por el Estado español.

La Disposición Adicional Segunda responde al derecho de los padres a la formación religiosa y moral de sus hijos, según sus convicciones, estableciendo que la religión católica se incluirá como área o materia en los niveles educativos que corresponda, que será de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos. Así mismo, en el apartado de dicha Disposición Adicional 2ª se establece que, en cuanto a su presencia curricular y condiciones académicas, corresponde a la Jerarquía eclesiástica determinar el currículo propio de la enseñanza religiosa católica.

Currículo de la enseñanza de la religión católica 

El desarrollo del currículo se estructura en cuatro grandes bloques que pretenden recoger el saber antropológico cristiano acumulado a lo largo de los siglos. Esos bloques parten del sentido religioso del hombre, continúan con el estudio de la revelación; Dios se manifiesta al hombre y lo hace en una historia concreta, con personajes y situaciones que el alumnado debe conocer y que contribuirán a su comprensión del mundo. Dicha revelación culmina en Jesucristo y el mensaje evangélico, centro del tercer bloque del currículo y eje vertebrador de la asignatura. Por último, se estudia la Iglesia como manifestación de la presencia continuada de Jesucristo en la historia. La enseñanza de la religión católica ilustra a los estudiantes sobre la identidad del cristianismo y la vida cristiana.

La estructura del currículo de Educación Secundaria intenta poner de manifiesto la profunda unidad y armonía de la iniciativa creadora y salvífica de Dios. El primer bloque parte de los datos más evidentes: la constatación de la realidad de las cosas y los seres vivos, de modo especial el hombre. Se nos impone su existencia como dato evidente. En un segundo paso, si la persona no se queda en el primer impacto o simple constatación de su existencia, tiene que reconocer que las cosas, los animales y el ser humano no se dan el ser a sí mismos. Luego Otro los hace ser, los llama a la vida y se la mantiene. Por ello, la realidad en cuanto tal es signo de Dios, habla de Su existencia.

La iniciativa creadora de Dios tiene una finalidad: establecer una relación de amistad con el hombre. Es decir, Dios ha creado al ser humano para que sea feliz en relación con Él. Los relatos bíblicos de la Creación y el Paraíso ejemplifican bellamente la finalidad de la creación de la persona y del mundo entero para su servicio. De su origen creatural y de su llamada a participar en la amistad con Dios surge su dignidad inviolable.

No obstante, el ser humano pretende apropiarse del don de Dios prescindiendo de Él. En esto consiste el pecado. Este rechazo de Dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz. Dado que su naturaleza está hecha para el bien, su experiencia de mal y de límite le hace añorar la plenitud que él no puede darse por sí mismo y busca de algún modo restablecer la relación con Dios. Esta necesidad del bien, el deseo de Infinito que caracteriza al ser humano se expresa en las religiones como búsqueda del Misterio.

A esta búsqueda humana Dios responde manifestándose en la historia. Para ello, elige un hombre, Abrahán, del que formará el pueblo de Israel, con quien establece una alianza en el monte Sinaí. A través de hechos y palabras Dios irá dándose a conocer a los hombres de ese pueblo. Todo este acontecer histórico de la manifestación de Dios está recogido en los libros sagrados de la Biblia. En este conjunto de libros no sólo se recoge las diferentes intervenciones de Dios en la historia, sino también la enseñanza que comunica a su pueblo para que viva una vida santa; una sabiduría que influirá positivamente en la vida del pueblo de Israel y, con el tiempo, en el mundo entero.

La historia de Israel ejemplifica la traición y rebelión de los hombres ante la iniciativa amorosa de Dios y al mismo tiempo pone en evidencia la constante fidelidad divina. La promesa de un salvador se cumplirá en Cristo Jesús.

Jesús, el Hijo de Dios, se hace presente en la historia para llevar a cabo la misión encomendada por el Padre. En Jesucristo se cumple el deseo de felicidad que el hombre descubre en su corazón.

Jesús no sólo desvela el misterio humano y lo lleva a su plenitud, sino que manifiesta el misterio de Dios, nos hace conocer que el verdadero Dios es comunión: Dios uno y trino.

Aquellos que participan de la vida de Cristo forman la Iglesia, que es la gran familia de Dios. Continuamente generada por la acción de Jesucristo a través de los sacramentos, se pone en el mundo como inicio de un mundo nuevo, de una cultura nueva. La Iglesia es la prolongación de Cristo en el tiempo y el espacio. Sólo en ella la persona humana se encuentra con el Jesucristo vivo.

La vida eclesial es alimentada y servida mediante los diferentes sacramentos instituidos por Jesucristo, está ritmada por los tiempos litúrgicos, se expresa en la oración comunitaria y la caridad, fructifica en la generación de una civilización del amor.

Estos cuatro bloques que compone la asignatura de religión católica incluyen conceptos, procedimientos y actitudes, que permite el conocimiento de sí mismo, de la realidad y de los problemas que ésta plantea. Por ello, los contenidos generales de la asignatura contribuyen a la consecución de los objetivos propuestos para las diferentes etapas.

Contribución del área de religión católica 
al desarrollo de las competencias clave
  • Competencia en comunicación lingüística
La enseñanza religiosa católica aporta elementos básicos en cuanto al logro de la competencia en comunicación lingüística pues se sirve del lenguaje académico, de los lenguajes que conforman la cultura que se trasmite en el área de religión, así como de los lenguajes de la propia enseñanza religiosa. 
El diálogo de la fe con la cultura contribuye a la competencia en comunicación lingüística, en la medida en que exige ejercitarse en la escucha de la palabra de Dios, en los diversos modos de comunicación que la acción de Dios sobre el hombre ha utilizado. Su revelación es rica en distintos lenguajes. Así, el lenguaje bíblico y su riqueza de expresión y simbología, el lenguaje doctrinal y su precisión conceptual, analítica y argumental, el lenguaje litúrgico y su cercanía al lenguaje de los símbolos del pueblo cristiano, el lenguaje, en fin, testimonial que hace posible la transmisión vital de lo conocido.
  • Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología
  • Competencia digital
  • Aprender a aprender
La enseñanza religiosa contribuye positivamente al desarrollo de la competencia de aprender a aprender en el estudio y reflexión del Mensaje cristiano, facilitando el impulso del trabajo en equipo por su intrínseco sentido comunitario, proponiendo no sólo una propuesta consensuada de valores y actitudes, sino un marco de referencia aceptado voluntariamente según sus convicciones, que ha de ser crisol en la búsqueda de la verdad y del bien.
  • Competencias sociales y cívicas
Con relación a las competencias sociales y cívicas, la enseñanza religiosa católica aporta la fundamentación y jerarquización de los valores y virtudes que contribuyen a educar la dimensión moral y social de la personalidad del alumno, en orden a hacer posible la maduración en la corresponsabilidad, el ejercicio de la solidaridad, de la libertad, de la justicia y de la caridad. Todo ello, como expresión coherente del conocimiento de Dios revelado en Jesucristo. Ello conlleva mejorar las relaciones interpersonales basadas en principios y valores que emanan de la persona de Cristo y ayuda, en consecuencia, a afrontar las situaciones de conflicto mediante el diálogo, el perdón y la misericordia, valores genuinamente cristianos. En lo más profundo del ser cristiano surge el gran valor de la fraternidad universal. De ahí que las mínimas exigencias éticas de convivencia, participación, respeto a la diversidad sean consecuencias de la fe cristiana.
  • Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor
La competencia para el sentido de iniciativa y espíritu emprendedor no podrá realizarse en el alumno si no comienza ya a adiestrarse en el conocimiento de sí mismo, en su ser más profundo, en sus potencialidades, en su dignidad y en su sentido. 
La formación religiosa católica aporta a dicha competencia una cosmovisión que da sentido a la vida y, por tanto, al sentido de la cultura y de la identidad misma de la persona humana. Una cosmovisión que hace posible la formación integral del alumno frente a visiones parciales y determinantes de la libertad propia. En síntesis, la enseñanza religiosa católica no se reduce a una enseñanza de valores; se dirige a la persona concreta en sus raíces, en sus posibilidades humanas y, sobre todo, se dirige al ser humano en su finalidad trascendente. Todo ello conlleva el ofrecimiento del Evangelio de salvación de Jesucristo, para que, una vez conocido, surja la humanidad nueva hecha de hombres nuevos conforme al designio de Dios.
  • Conciencia y expresiones culturales
La religión y moral católica aporta una valoración crítica de la cultura a la luz del evangelio, motivando al mismo tiempo el aprecio de la propia cultura y la estima adecuada de otras tradiciones culturales y religiosas. La cultura y la historia europea occidental, y la propia historia y cultura española, no pueden ser comprendidas y asumidas si se prescinde del hecho religioso presente siempre en la historia cultural de los pueblos.
Contribución del área de religión católica 
al desarrollo de los contenidos procedimentales y actitudinales

En cuanto a los contenidos procedimentales, la asignatura de religión católica forma de manera transversal en una serie de procedimientos fundamentales para la comprensión del hecho cristiano. Estos contenidos procedimentales se adquieren a lo largo del desarrollo curricular, colaborando así en la consecución de las competencias asignadas a los currículos de ESO y Bachillerato. Concretamente los contenidos procedimentales de religión católica desarrollarán especialmente las siguientes competencias: Comunicación lingüística, Aprender a aprender, Competencias sociales y cívicas y Conciencia y expresiones culturales.

Los contenidos procedimentales básicos de la asignatura de religión católica son los siguientes.
  • Observación de la realidad. El hecho religioso nace de la apertura del ser humano a la realidad total. La asignatura de religión católica pretende colaborar en la formación de la dimensión natural que nace del asombro ante lo real y nos empuja a preguntas últimas sobre el sentido. Observar es más que ver y requiere de un entrenamiento en disposiciones específicas que no rehuyan las dimensiones espirituales de lo real.
  • Búsqueda de información, manejo e interpretación de fuentes bíblicas. El estudio del cristianismo requiere el manejo de las Sagradas Escrituras y textos referidos a las mismas que forman parte del corpus teológico acumulado a lo largo de la historia.
  • Reflexión Crítica. El desarrollo de la asignatura ayuda a conocer la génesis de las ideas dominantes, a detectar prejuicios frente a la verdad, a examinar con profundidad las propias ideas y sentimientos fundamentales.
  • Exposición y argumentación respetuosa de las creencias religiosas propias y ajenas. La asignatura de religión católica contribuye a la formación de competencias que permitan exponer y defender la racionalidad de las propias creencias religiosas y el respeto por las ajenas.
Por último, hay que destacar que la asignatura contribuye a la consecución de contenidos de carácter actitudinal que son coherentes con los objetivos básicos de cada etapa. Permite conocer y apreciar los valores y normas básicas de convivencia; desarrollar hábitos de trabajo y esfuerzo y de responsabilidad en el estudio; la confianza en sí mismo para un desarrollo adecuado de la personalidad. También favorece de manera directa la adquisición de habilidades para la prevención y resolución pacífica de todo tipo de conflictos y el conocimiento, comprensión y respeto de las diferentes culturas, así como de las diferencias entre personas, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y la no discriminación.

Las competencias específicas 
en el área de religión y moral católica

La enseñanza religiosa católica se estructura a partir de cuatro dimensiones que fundamentan las competencias específicas de la enseñanza religiosa católica: La dimensión cultural e histórica, la dimensión humanizadora, la dimensión ético-moral y la dimensión epistemológica. Estas dimensiones aportan, a su vez, elementos con referencia a las competencias básicas, ya analizadas, y orientan y clarifican las competencias y capacidades específicas del área de religión católica.

La dimensión cultural e histórica está presente en la enseñanza religiosa, dado que el patrimonio cultural, histórico y antropológico-axiológico que gran parte de las sociedades reciben del pasado está vertebrado por contenidos religiosos. En este sentido, la Religión católica ha dado sus frutos en el arte, en los sistemas de significación moral, en la creación popular y en la acción social.

El alumno no sólo va a conocer, sino que podrá comprender y asumir los valores que conlleva el conocimiento del hecho religioso en su expresión artística, cultural y estética, teológica y vivencial.

La dimensión ético-moral explicita las exigencias morales que conlleva el mensaje cristiano. En la religión católica se ofrece una determinada manera de ver la vida, en cuya base se encuentra un concepto de hombre, un núcleo referencial de ideas y creencias, y la propuesta de una escala de principios y valores. La enseñanza religiosa católica expone, fundamenta y jerarquiza los valores y virtudes capaces de educar la dimensión moral y social de la personalidad del alumno, en orden a hacer posible la maduración en la responsabilidad, el ejercicio de la solidaridad y de la caridad. Todo ello, como expresión coherente del conocimiento de Dios revelado en Jesucristo.

Con ello estamos fundamentando uno de los valores básicos, su dignidad como ser humano, como hijo de Dios. El sistema educativo no puede tener como objetivo reproducir sin más el modelo de sociedad existente. Habrá de disponer a sus alumnos para que puedan abordar críticamente esa sociedad e intervenir en ella para cambiarla o modificarla.

Para ello, la dimensión humanizadora en la enseñanza religiosa católica faculta al alumno para dar respuesta a sus interrogantes más radicales, haciendo posible, a su vez, la formación de hombres y mujeres conscientes, críticos, libres y creadores.

El alumno necesita, ya en estas edades, especialmente motivaciones para amar, para construir la personalidad más humana, para ilusionarse en proyectos de vida altruista y desinteresada. El testimonio de hombres y mujeres santos en toda la historia constituye un referente continuo para la autoasimilación de los valores más genuinamente cristianos.

La dimensión epistemológica se presenta en el ámbito escolar, en su estructura disciplinar, con el carácter científico con el que se abordan las ciencias de la religión y la teología. Sus contenidos son saberes con una fundamentación y una metodología científica propia, implantados con rigor y tradición en nuestro entorno cultural. Su estatuto epistemológico original entra en el ámbito educativo en confrontación y diálogo con aquellos otros tipos de saberes y racionalidad que operan en la escuela.

La síntesis teológica es una dimensión básica y, a su vez, el objetivo general que irá desarrollándose y aplicándose en cada una de las etapas y cursos con referencia a cada uno de los núcleos temáticos que conforman la síntesis teológica: El fenómeno religioso, la cultura y la historia de la religión, la Biblia, Dios Padre, Jesucristo, El Espíritu Santo, la Iglesia, los sacramentos, la liturgia, la vida cristiana, la moral y los valores, la Virgen María, la escatología.

A partir de éstas dimensiones concretamos y desarrollamos las competencias específicas de la materia de religión y moral católica, la competencia cultural e histórica, la competencia humanizadora, la competencia ético-moral, la competencia epistemológica y la competencia de sentido trascendente, contribuyendo, a su vez, a las competencias básicas comunes a todas las materias del currículo de los alumnos.

Conforme a las competencias establecidas en el citado Acuerdo internacional y reconocidas en la Disposición Adicional Segunda de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación, corresponde a la Conferencia Episcopal Española fijar el currículo del área de Religión y Moral Católica.

Orientaciones de Metodología Didáctica

La normativa educativa derivada de la LOMCE define metodología didáctica como: «conjunto de estrategias, procedimientos y acciones organizadas y planificadas por el profesorado, de manera consciente y reflexiva, con la finalidad de posibilitar el aprendizaje del alumnado y el logro de los objetivos planteados» (Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre).

En este sentido la asignatura de Religión Católica utilizará una metodología que respetará los siguientes principios:
  • Reconocimiento del rol del docente. El docente es pieza clave en la elaboración e implementación de actividades de aula ajustadas al grupo concreto que está enseñando. Su formación resulta, por lo tanto, fundamental a la hora de garantizar el éxito del proceso de aprendizaje.
  • Adaptación al ámbito emocional y cognitivo de los estudiantes respetando el desarrollo psicoevolutivo propio de cada etapa. Esta atención permitirá combinar de manera adecuada lo concreto y lo abstracto, el trabajo individual y el grupal, lo manipulativo, experiencial y visual con los aspectos conceptuales. 
En esta etapa el alumno entra en un periodo de despegue intelectual. A los 12-13 años, el preadolescente ya es capaz de una cierta organización mental marcadamente racional; su funcionamiento empieza a ser hipotético-deductivo. Puede resolver operaciones lógico-formales partiendo de lo lógico-concreto. Se desarrolla la razón formal; ya es capaz de abstraer y de generalizar. Poco a poco adquiere la posibilidad de operar mediante análisis y síntesis, inducción y deducción, hipótesis y comprobación, conceptos y símbolos. También comienza a captar el significado del pasado histórico. La enseñanza de la Religión católica en esta etapa ha de tener en cuenta las características psicológicas indicadas y también, de manera especial, los cambios que afectan a la visión del mundo religioso en esta edad. Es un momento de inquietud acerca del sentido de la vida; se empieza a plantear la cuestión de la actitud personal ante lo religioso, acompañada de crisis en las conductas religiosas como ruptura con su pasado infantil. Si en la etapa anterior el niño se abría a lo religioso de manera más bien afectiva, ahora comienza a hacerlo de forma más racional y con espíritu crítico, sin que esto excluya un proceso de personalización: la noción de Dios se hace más existencial y evoluciona del “algo” (fase de la atributividad) al “alguien”. Necesita identificarse con modelos para ir forjando su personalidad. Más adelante, entre los 14-16 años, la adolescencia, se potencia la capacidad racionalizadora. Hay que presentarles propuestas explícitas para que reflexionen seriamente sobre la conducta personal y social, con lo que esto supone de potenciación del análisis crítico. Entra en una fase de interiorización que se encuentra entre un descubrimiento mayor de sí mismo y una capacidad creciente de abstracción. En esa situación es posible que surjan dudas de fe y que se funcionalice la religión al servicio de la ética. 
  • Respeto por los ritmos y estilos de aprendizaje de los estudiantes. No todos los estudiantes son iguales, no todos aprenden a la misma velocidad ni utilizan las mismas estrategias. La atención a la diversidad y el desarrollo de la inclusión comienza en la asunción de este principio fundamental.
  • Consideración de la dimensión humanista. Todos los aprendizajes estarán al servicio de la formación humana. La asignatura de religión, desde su clave personalizadora, requiere que todo tipo de aprendizajes, instrumentales, cognitivos, actitudinales, socio afectivos no sean considerados fin en sí mismos sino que estén al servicio de la formación integral del ser humano.
  • Respeto por la curiosidad e inquietudes de los estudiantes. Consideración de los intereses y expectativas de los estudiantes así como de los conocimientos previos, de manera que se garantice un aprendizaje significativo.
  • Seguimiento de los criterios de evaluación educativa. Para facilitar el cumplimiento de estos principios metodológicos se aplicará una evaluación continua, global y formativa a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje; y una evaluación sumativa al final del proceso, de manera que se evalúe el nivel de logro alcanzado. La evaluación objetiva garantizará una valoración adecuada de la dedicación, esfuerzo y rendimiento de todos los estudiantes.
  • Desarrollo del aprendizaje en equipo y/o cooperativo/colaborativo. El estudio y reflexión del cristianismo, por su intrínseca dimensión comunitaria, es una asignatura adecuada para desarrollar el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo/colaborativo.
  • Utilización educativa de los recursos tecnológicos. La enseñanza de la religión promoverá la utilización de la tecnología de la información y la comunicación no sólo de una manera instrumental, que resulte útil al estudiante en la búsqueda de información o en la resolución de problemas planteados en la clase, sino procurando su integración en la vida del sujeto y su uso ético. Las redes sociales o las herramientas de construcción y manipulación de imágenes, por ejemplo, son instrumentos que permiten nuevas formas de expresión de la cultura y la identidad personal que hay que aprender a dominar.
En esta edad el alumno se plantea especialmente la actitud personal ante lo religioso de una forma más racional y entra en una fase de interiorización que aúna un descubrimiento mayor de sí mismo y una capacidad creciente de abstracción.

La Pedagogía de Dios

La expresión “pedagogía de Dios” se refiere de manera específica a la forma de proceder de Dios para con las criaturas, su estilo educativo. Tiene unas características propias e irrenunciables, que permanecen a lo largo de la historia; no es un método, o un conjunto de normas y actividades, sino una forma de relación con el hombre, de “educación” en el sentido etimológico del término, que acompaña al ser humano en su proceso de crecimiento personal (educare) ayudándole a extraer lo mejor de sí (ex-ducere).

En su actuar, Dios toma la iniciativa, en cuanto que siempre se acerca como una oferta de amor para el hombre. Así nos lo muestra Jesucristo cuando se dirige a las personas eligiendo aquellas imágenes y parábolas que puede comprender el labrador, el pescador, el centurión… No quiere enseñar la cultura del entorno, sino que se sirve de ella para presentarse a sí mismo y transmitir su mensaje.

Afirmar que la forma de actuar de Dios con sus criaturas es referencia, modelo y fuente significa que la pedagogía de Dios va a iluminar todo el currículo a la hora de actuar en el aula, lo que ha de reflejarse en los objetivos, contenidos y criterios de evaluación, así como en los métodos y actividades que utilicemos.

Los discípulos tuvieron la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la “pedagogía de Jesús”, consignándolos después en los evangelios: la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio genuino del Reino de Dios como buena noticia de la verdad y la misericordia del Padre; un estilo de amor que libera del mal y promueve la vida. Cristo les enseña la pedagogía de la fe en la medida en que comparten plenamente su misión y su destino.

Los rasgos fundamentales de la “pedagogía de Jesús”, consignados en los evangelios, marcan un estilo característico de proceder para el profesor cristiano. El más significativo es la propuesta de una relación interpersonal entre Dios, que busca al hombre, y el hombre, que busca el sentido de su vida.

Cada encuentro de Jesús posee una peculiaridad especial y una novedad: Zaqueo, Nicodemo, la samaritana… cada una de las personas recibe un trato personal y un toque singular de la presencia de Dios.
El análisis y la reflexión acerca de los episodios de encuentros narrados en los Evangelios son un instrumento muy útil para el profesor de Religión Católica. Esta convocatoria al encuentro sugiere, entre otras, los siguientes valores para el educador cristiano:

La acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios, es una característica singular que no debe pasarnos desapercibida en el acto docente. El respeto, reconociendo que trabajamos con personas que son hijos de Dios, a las que debemos el mismo trato que Él tiene con sus criaturas. La actitud de servicio que lleva al educador a poner sus conocimientos, sus cualidades y su propia persona al servicio de los alumnos que le son confiados; es un servicio a la persona integral. La condescendencia, realidad de la que manan numerosas actitudes educativas: compasión, cercanía, comprensión, adaptación a la realidad del alumno, ponerse a su nivel para elevarle, valorarle, apreciarle, acompañarle, etc.

Es característica de la pedagogía de Jesús el empleo de todos los recursos propios de la comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la metáfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos. Esto supone también una invitación a buscar los recursos que en la actualidad sean más adecuados para la transmisión real de su mensaje.

La escuela, en la situación actual, no puede renunciar a su condición de ser un lugar señalado para la formación integral del hombre, mediante la asimilación sistemática y crítica del universo cultural: hechos, saberes, valores, sentido de la vida humana, posibilidades éticas, formas de interpretación creadora de la realidad, esperanzas, capacidades de autoidentificación, de discernimiento, de distanciamiento crítico respecto a lo dado y establecido. El objetivo irrenunciable de la institución escolar lleva consigo su efectiva referencia a una determinada visión del hombre y a su sentido último, para afirmarlo, negarlo o prescindir de él.

Objetivos

Al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria se pretende que los alumnos hayan desarrollado los siguientes objetivos y capacidades:
  1. Conocer de manera básica los elementos del fenómeno religioso. Identificar la estructura común en las religiones de mayor vigencia (Competencia cultural e histórica, Social y cívica, competencia humanizadora).
  2. Conocer el significado de los signos y símbolos religiosos más relevantes, con especial atención a los sacramentos y a las prácticas religiosas más extendidas en su entorno (Competencia cultural e histórica, competencia social y cívica, aprender a aprender).
  3. Conocer la Biblia, en su origen, estructura, finalidad e interpretación como expresión del amor de Dios y como expresión de la revelación de Dios Padre a los hombres (Competencia epistemológica, Competencia cultural e histórica, Comunicación lingüística).
  4. Comprender los contenidos del mensaje cristiano que fundamentan la concepción del ser humano como un ser creado por Dios y destinado a ser hijo suyo (Competencia humanizadora, Competencia cultural e histórica, Iniciativa personal).
  5. Identificar a Jesucristo como Hijo de Dios y salvador de los hombres. Conocer y valorar su misión, su mensaje, su vida y su presencia permanente en la Iglesia por el Espíritu Santo (Competencia epistemológica, Competencia humanizadora, Competencia para la síntesis teológica).
  6. Comprender y valorar el sentido y finalidad de la Iglesia como institución al servicio de la humanización y salvación que Cristo ofrece al ser humano (Competencia humanizadora, Competencia sobre la cosmovisión cristiana, sentido y trascendencia).
  7. Conocer y apreciar los valores y virtudes generados en el mensaje y acontecimiento cristiano, que se realiza en la Iglesia (Competencia humanizadora, Competencia ético-moral, aprender a aprender).
  8. Comprender y distinguir la acción salvadora de Cristo y el carácter celebrativo de cada uno de los sacramentos (Competencia epistemológica, Competencia para una síntesis teológica, Competencia de sentido y trascendencia).
  9. Reconocer los fundamentos racionales y revelados que justifican la enseñanza moral de la Iglesia católica, y orientan la relación del hombre con Dios, consigo mismo y con los otros (Competencia humanizadora, Competencia ético moral, sentido y trascendencia).
  10. Fundamentar el hondo significado cristiano de la tolerancia, participación, responsabilidad y solidaridad en la doctrina cristiana, aplicándolos a situaciones sociales habituales: trabajo, ocio, juego, familia, amigos... (Competencia humanizadora, competencia ético moral, Competencia lingüística).
  11. Descubrir los valores, testimonios de los santos y el servicio de la Iglesia en los hitos más importantes de la historia (Competencia par la iniciativa personal, social y cívica, Competencia lingüística).
  12. Identificar los textos fundamentales de la fe católica que constituyen el núcleo del mensaje cristiano (Competencia para una síntesis teológica, Competencia sobre cosmovisión cristiana, Aprender a aprender).

Recursos

El principal recurso de trabajo en el aula es el blog del profesor http://religion-baronia.blogspot.com.es/

Cada curso se organiza a través de unidades didácticas que se corresponden con cada uno de los bloques del contenido curricular de la asignatura.

Como materiales de apoyo contaremos con fichas de elaboración propia, mapas, materiales fungibles para la realización de trabajos, recursos lúdico-didácticos, uso de Internet y las TIC, actividades en formato digital, Biblia didáctica y otros materiales que se observen que puedan ayudar al desarrollo de la programación de aula. 


Criterios de Evaluación

La evaluación es un proceso flexible donde los procedimientos habrán de ser variados. Durante dicho proceso se valorará a cada alumno atendiendo a los siguientes criterios: 
  • Evaluación inicial: Ficha de evaluación inicial. 
  • Evaluación continua: Registro de participación y trabajo en clase (20% de la calificación de cada evaluación). 
  • Evaluación por Unidades Didácticas: Cada Unidad llevará asociada una o varias tareas de carácter evaluable. Dichas tareas estarán relacionadas con los contenidos y atenderán a los criterios de evaluación establecidos en los distintos bloques. De está forma se evalúa en cada alumno el nivel de asimilación de los contenidos trabajados en el aula (40% de la calificación de la evaluación). 
  • Evaluación final: Cuaderno del alumno evaluado en función de la Rúbrica correspondiente: Criterios: Completo 20%, claridad 10% y limpieza, entrega en el plazo 10% (40% de la calificación de la evaluación). 
La nota final de la asignatura será el resultado de la media de los tres trimestres del curso. 

Atención a la diversidad

En el desarrollo en las programaciones didácticas y en sus unidades didácticas se generará un conjunto de propuestas que favorecen la adaptación a los intereses, capacidades y motivaciones de los alumnos respetando siempre un trabajo común de base e intención formativa global que permita la consecución de las competencias básicas y de los objetivos que hemos establecido. 

Propuesta de actividades

- Excursiones de Historia de la Iglesia (de 2º a 4º de ESO). 
  • 2º de ESO “Los orígenes del cristianismo”.  Primer trimestre. Visita a la Catedral (Capilla del Santo Cáliz, cuadros de las naves y relicario de San Vicente Mártir de la girola), Museo de la Almoina, y Cripta de San Vicente Mártir.
  • 3º de ESO “La Iglesia y la cultura en la Edad Media”.  Segundo trimestre. Visita a la Plaza del Temple, Lugar de la Primera Misa en Valencia tras la Reconquista, Puerta de la Almoina, Catedral (Capilla del Santo Cáliz, Museo Catedralicio, Ambón de San Vicente, Cimborrio y Torre del Miguelete), Museo San pío V... y más opciones con el Estudi General (germen de la futura Universitat de València), San Juan del Hospital, Tribunal de las Aguas, Plaza del Milagro, Iglesia de Santa Catalina, Iglesia de San Juan del Hospital, Muralla Árabe de la Galería del Tossal, Baños del Almirante, Casa Natalicia de San Vicente Ferrer...
  • 4º de ESO “La Iglesia y la modernidad”.  Segundo trimestre. Visita a la Iglesia de los Jesuitas, Museo Mariano, Basílica de la Virgen de los Desamparados, Iglesia del Corpus Christi... y más opciones con el Antiguo Hospital General y otros lugares emblemáticos.
- Encuentros de Alumnos de Religión (de 1º a 4º de ESO).

- Otras acciones vinculadas a la identidad de nuestro centro: 
  • Propuesta de actividades de Pastoral Juvenil.
  • Campañas Solidarias (Cáritas, Manos Unidas, etc.).