Salve, Salve
Salve, Salve cantaba María,
qué más pura que tú solo Dios
y en el cielo una voz repetía:
Más que tú solo Dios, solo Dios.
Con torrente de luz que te inunda
los Arcángeles besan tus pies,
las estrellas tu frente circunda
y hasta Dios complacido te ve.
Pues llamándote, pura y sin mancha
De rodillas los mundos están;
Y tu espíritu arroba y ensancha,
Tanta fe, tanto amor tan afán,
¡Ah! Bendito que el Señor
en la tierra, pura y limpia te pudo formar,
Como forma el diamante la cierra
como cuaja las perlas el mar.
Y al mirarte entre el ser y la nada
Modulando tu cuerpo exclamó,
Desde el seno será Inmaculado,
Si del suyo nacer debo yo.
Flores, flores las nubes derramen,
De la Virgen sin mancha en honor
Y su reina los cielos la llaman
Y los hombres su madre y su amor.
Madre de bondad.
Hoy te traigo ante tu altar una oración de paz,
escucha mi plegaria Oh Madre de bondad,
tú eres la alegría de los pobres, refugio de los pecadores,
tu eres esa estrella que nos conduce hacia Dios.
Eres tu Maria la presencia del amor de Dios,
eres Madre del que sufre del que vive en soledad.
Eres tu María el regazo donde encuentro paz porque eres mi consuelo.
Hoy traigo ante altar todo mi corazón,
con todos mis fracasos y mi ilusión de amar,
y pongo entre tus manos mis anhelos,
mis deseos de triunfar
y Tu siempre me acompañas eres Madre de bondad.